Pinto decide si mantener o cambiar el nombre al Infanta Cristina
La ciudadanía elige el nombre del centro cultural Infanta Cristina por votación popular del 11 al 15 de abril en diversos edificios públicos de la localidad. El Gobierno municipal de Pinto en cumplimiento de su promesa de que sean los vecinos los que decidan el nombre del centro plantea este referéndum para saber la opinión de sus habitantes al respecto. Esta iniciativa se lleva a cabo desde el Área de Cultura.
Tres son las preguntas a las que los pinteños deberán responder:
- ¿Considera oportuno cambiar la denominación del actual Centro Cultural Infanta Cristina?
- En caso de respuesta afirmativa a la anterior pregunta, ¿considera oportuno denominar Casa de la Cadena al actual Centro Cultural Infanta Cristina?
- En caso de respuesta negativa a la anterior pregunta, proponga el nombre de un personaje o hecho relacionado con la Historia de Pinto para el actual Centro Cultural Infanta Cristina.
Para poder votar es necesario residir en Pinto y tener más de 16 años, condición que deberá acreditarse con el DNI o el certificado de empadronamiento. Se realizará un recuento público el día 16 de abril a las 11:00 horas en el propio Centro Cultural Infanta Cristina. Los resultados se trasladarán al Pleno para que la Corporación se pronuncie sobre el cambio o el mantenimiento del actual nombre del edificio.
Se puede votar durante los días señalados en el Servicio de Atención al Ciudadano del Edificio Casa Consistorial de 08:00 a 14:45 y de 16:00 a 18:45 horas, en el del Edificio del Parque Europa de 08:30 a 14:15 horas, en la oficina de la Tenería II de 08:30 a 15:45 y de 16:00 a 18:45 horas, en el Centro Cultural Infanta Cristina de 08:00 a 20:45 y en la biblioteca Javier Lapeña de 09:00 a 20:15 horas.
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1 Comment
Soy nacido en Pinto, concrétamente en la calle Egido de la Fuente,de cuando se nacía en casa de los padres. Tengo 58 años. He leído la propuesta sobre el cambio de nombre del Centro Cultural Infanta Cristina y, en caso de que se produjera, volver al anterior o proponer el de alguien que significara algo para el pueblo. Y yo he pensado en mi padre, Eduardo Rivas Pastor, que fue veterinario de allí desde que terminó la triste Guerra Civil hasta que un cáncer de pulmón se lo llevó a otra vida, esto es, desde los años 40 hasta el 71. La gente de entonces se acuerda de él y lo hace como que fue un hombre bueno y generoso, amigo de todo el mundo y dispuesto siempre a ayudar a todos. Es por ésto que creo que mi padre se merece un recuerdo en esa Villa que tanto vivió y disfrutó. Creo que será un orgullo para Pinto tenerle en su memoria, como lo sería para mi, su hijo pequeño, y para toda la familia.
Gracias por permitirme escribir estas líneas