Opinión

Año electoral o “Los Viajes de Gullivert”

Que nadie se engañe. Este Gullivert, cirujano porque sabe abrir disfraces políticos a un cuerpo, y dueño de la nave, no es el de Jonathan Swift, es el ciudadano al que ahora le piden que se embarque otra vez. No es el piloto de la nave, aunque debería. Este Gulliver es un gigante maniatado por enanos, al que quieren enano los gigantes de la mordida. Esos gigantones montan gleba de enanos, contentos de serviles, felices en su estatura. Como aquellos de la obrita de Ana María Matute, “El pequeño teatro de Silvia”, estos gigantes ya montan su decorado, contratan sus extras, hacen de apuntadores. España, para ellos, es su casita de muñecos. Al que quieren, ponen piso y despacho; venden, no pisos, sino bloques de viviendas protegidas a fondos buitre, que les devuelven el favor nutriendo fondos de reptiles; lo hacen con vecinos dentro, al fin y al cabo desechables; desahucian, tiran a la basura derechos como críos retro-progres, juguetes de los que se han cansado; mandan a los ciudadanos a hacer acampada mientras “chanchullean” Campamentos y Chamartines.

Pasen y vean el cuento: Hay enanos de coche oficial que le hacen el trabajo a los gigantes de la mordida, quienes, desde el banquete, les tiran algún hueso para que lo vayan royendo. Es año electoral. El rito se repite. Hacen falta galeotes que le den al remo. Es verdad que el gaviero, en lo alto del palo mayor, da voces. El último baremo del CIS advierte que ya no estamos para martingalas, aunque siga siendo verdad que “cualquier amo puede dictar a sus esclavos que canten himnos a la libertad”. Esas músicas macroeconómicas rebotan como estridencias en los oídos de aquellos que se están dejando a girones la vida en esta carnicería.

Si “es la economía, idiota”, algo no marcha bien cuando, según el barómetro de diciembre del CIS, el 66% de los votantes del PP considera que la situación económica es mala o muy mala, y el 88,4% de los que dan su voto al PSOE piensan lo mismo. La situación política es mala o muy mala para el 71,20% de los primeros, y eso que es su partido el que ostenta el poder, y el 89,3% para los segundos. El paro, la corrupción y el fraude son los principales problemas que nos preocupan. Digamos que hay demasiados brazos parados para llevar la nave, porque lo que llaman empleo, en su precariedad, no tapa bocas, ni llena estómagos, ni tampoco incrementa la productividad. Aunque repartan bajas en el paro registrado, los contratos a tiempo parcial, en horas totales trabajadas, reduce la fuerza de trabajo y la producción. Digamos que hay demasiada corrupción y fraude, sentina, lapa y lastre que hay que limpiar para que este barco no se vea frenado. Este Gigante de la ciudadanía está maniatado por los liliputienses de alquiler, y no puede emplearse a fondo. Mientras tanto, como decía León Felipe, nos matan con cuentos.

No me vengan con herencias. Estoy harto de escuchar escusas de lo mal que encontraron las cosas. Por lo que respecta a Pinto, yo conocí una realidad: los gobiernos de IU, del PSOE, del PP, del Tripartito, y los primeros pasos de la Restauración del PP. Mientras la Ley del Suelo del Sr. Aznar facilitaba que ayuntamientos y comunidades se lanzaran a la economía del ladrillo y se reembolsaran plusvalías e ingresos por IBI y tasas, yo vi en Pinto mantener la ordenanza municipal que conservaba las cuatro alturas; el Parque Europa; la Tenería; vi conservar el espacio del Parque Juan Carlos I para los pinteños, de modo que nadie, ya en el futuro, pudiera dedicar esa superficie a la especulación; asistí al estreno del Pabellón Municipal Príncipes de Asturias, con un ejemplar de la revista “Punctum, Noticias del S. XXI” en sus cimientos; viví el tratamiento exquisito al tejido asociativo; la remodelación de las Casas Regionales de Andalucía y Extremadura; el nacimiento de la Casa de Castilla La Mancha; la conversión de La Casa de la Cadena en Centro Cultural; la nueva biblioteca de La Tenería; la Escuela de Música; el nuevo Centro de Salud en Parque Europa; la nueva residencia , construida con fondos del gobierno socialista, la misma que la CAM no quiso dotar; las plazas reservadas para los ancianos por el Ayuntamiento en la Residencia Virgen de la Luz; el convenio con los propietarios de La Torre de Pinto para que fuera de propiedad municipal, con el proyecto de que fuera dedicado a promover el turismo; la remodelación de la Avenida España, de la Pza. de La Constitución; del Parque Fuster; del barrio del Prado y de las Cristinas; de la plaza de Crespo, de la parroquia de Santo Domingo de Silos; la lucha por conseguir que la CAM abriera la mano y cumpliera sus compromisos con nuevos colegios, institutos, centros de salud, la 4ª vía en RENFE… Así se construía una ciudad próspera y amable. ¿Mérito del Equipo de Gobierno? No, responsabilidad, dotaciones dejadas como herencia para los vecinos.

No me vengan con herencias, porque todavía tengo memoria: Quien comenzó su mandato cumpliendo su palabra, y retiró las fuerzas españolas de la guerra de Irak, subió el salario mínimo de los 460,50 € a los 600 €; fue el mismo que aprobó leyes como la del matrimonio homosexual, la misma que soliviantó a la iglesia católica y costó el puesto a algún juez de paz en Pinto por negarse a aplicarla; la ley de dependencia, a la que ponían trabas las comunidades gobernadas por el PP; la ley de reproducción asistida; la ley de igualdad y los juzgados de violencia de género, dando apoyo a observatorios y asociaciones; la ley orgánica de la educación; la educación para la ciudadanía; la regularización de emigrantes; la lucha y la victoria contra el terrorismo de ETA, gracias al ministro Rubalcaba y a las fuerzas bajo su mando; la reforma de los estatutos de autonomía, y el parón dado a Ibarreche… En Pinto fueron servicios y dotaciones. En el gobierno de la Nación fueron derechos establecidos por leyes.

Tengo memoria. No me olvido del segundo mandato de Zapatero, desde el 2007 al 2011. La crisis económica y financiera de ámbito global; el estallido en América de la burbuja inmobiliaria, que sorprendió a Europa a medio hacer; el Lehman Brothers, del que el Sr. De Guindos, sin duda, sabe mucho y calla más… No puedo olvidar, y aún me ofende, que en el mes de noviembre del año 2008, George W Bush convocó una cumbre conjunta del G 8 y del G 20 en Washington, a la que no invitó a España. Tuvo que ser Francia quien nos ofreciera un asiento. Entonces el Presidente José Luís Rodríguez Zapatero visitó por vez primera la Casa Blanca, y lo hizo para proponer estímulos fiscales coordinados, mayor apoyo a la economía productiva y no especulativa, y mayor implicación del Fondo Monetario Internacional. Cayó en el vacío, ya los gigantes estaban movilizando sus enanos, y dieron pasos:

Si Irlanda era el modelo a seguir el día anterior a su debacle, Standard & Poor´s nos rebajó la calificación de la triple AAA; creció el paro hasta el 17,3 %, cuatro millones, no los seis que hemos conocido con el Sr. Rajoy, ni tampoco el paro encubierto tras un contrato precario. El gobierno del PSOE tomó entonces medidas insuficientes para paliar una crisis global, con especial incidencia en España. Pretendió que el Plan E impulsara la obra local, de la que Pinto también participó. Fue un intento baldío de paliar el paro desde los municipios, donde reside la administración más cercana a los ciudadanos, y donde se tiene mayor conciencia de necesidad. Fue algo así como acumular arena en una playa intentando que sea un parapeto contra un tsunami. Zapatero recibió presiones para que aceptara un rescate, dicen que hasta una llamada de Obama. Entonces, redujo un 5% el sueldo a los funcionarios, y como hizo Aznar, se lo congeló después; suprimió el cheque bebé y redujo en 600 millones la ayuda al desarrollo. La reacción de los trabajadores fue inmediata: se convocó una huelga general, una de las otras cinco de gobiernos anteriores. Su valoración cayó en picado, hasta el 3,30% según el C.I.S.; se movilizó el 15 M en cincuenta ciudades, Rubalcaba no entró a saco en la Puerta del Sol, como pedía la Sra. Esperanza Aguirre; el PSOE perdió las municipales y autonómicas del 22 de mayo, que ganó el PP. El dos de agosto, la prima de riesgo subió hasta los 400 puntos, no rebasó los 600 que hemos conocido después con el Sr. Rajoy.

Zapatero tuvo dos errores fundamentales. Primero: A pesar de que todavía no había visitado Washington, y por tanto no conocía la envergadura global de la crisis, negarla. Segundo: Firmar con el PP el acuerdo del 23 de agosto para reformar la Constitución e incluir en ella la obligación de limitar el déficit. Quien afirma o niega un fenómeno que no conoce, se equivoca, sobre todo si lo hace desde esos niveles de representación, a menos que se posea el cinismo que observamos en otros, no porque nieguen lo que no saben, sino porque afirman lo que saben que no es verdad. En segundo lugar, no se pueden tomar decisiones que comprometen a los pueblos al margen de esos pueblos, porque además, quien los firmó contigo lo usará luego como puñal en contra tuya. Si Zapatero hubiera comparecido ante el pueblo español, y le hubiera contado esa realidad, para él antes desconocida, y hubiera convocado un referéndum, el pueblo español hubiera podido plantarle cara a la troica, y España habría sido empujada hacia el precipicio, al margen de Europa. Se hizo el harakiri por razones de Estado, costase lo que le costase. Así es que, no me hablen de la herencia.

Comenzaba el año 2011, y sobre mi mesa de trabajo cayeron libros que invitaban a reflexionar: “Calidad de la democracia en España, una auditoría ciudadana”, especialmente su capítulo 5, que desarrolla las exigencias que son connaturales a la representación política: rendición de cuentas, responsabilidad, sensibilidad, transparencia, inclusividad… De no cumplirse, concluyen sus autores, “la desafección ciudadana seguirá creciendo y el horizonte de la democracia se poblará de problemas…”; “Democracia sin Ciudadanos”, libro de colaboraciones que coordinó Victoria Camps; “La Corrupción de la Democracia”, de José Vidal-Beneyto, que tira de las alfombras y las vapulea en la calle; “Como nos venden la moto”, “Información, poder y concentración de medios”, trabajo de Chomsky y Ramonet.

Son libros del 2010, toda una premonición. Parece que no ha pasado el tiempo. Año 2015, año de elecciones, y muchas. Los vendedores de motos salen a la calle, inundan las tertulias, se promueven en los medios afines, se incrustan en otros. Saber dónde está la capacidad y la organización que rompan las cuerdas de este Gullivert, la formación política sería y fiable que sabe incluir porque trabaja para todos, con especial cuidado de aquellos que más lo necesitan; transparente, puesto que no tapa sus propios errores ni protege a quienes llenaron la caja y se quedaron con mordidas; quién sea sensible para con aquellos que más sufrieron en sus carnes el desgarro; responsable, listo a dar cuenta y no por plasma, será tarea de cada ciudadano, de cada ciudadana. De los contendientes será sacar alfombras a la calle; construir democracia permanente con todos los ciudadanos, y, exponiéndose a una auditoría permanente, generar confianza con su capacidad y su transparencia.

A medida que los días nos vayan acercando al mes de mayo, les prometo ir pormenorizando los análisis.

Ángel Martínez Samperio

Ángel Martínez Samperio

Técnico Superior en Relaciones Públicas; Licenciado en Ciencias de la Información, rama publicidad y relaciones públicas; diplomado en Marketing Management; diplomado Product Manager; diplomado en imagen corporativa; acreditado como experto colaborador del antiguo S.E.A.F P.P.O, luego INEM, y Licenciado en Teología.

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