Opinión

Limpiar la casa

Escribo casi comido por la indignación. Cuando yo empecé a ser partícipe de la política local lo hice con ganas de colaborar en la construcción de un lugar mejor en el que vivir. Colaborar con todos al margen de sus ideas. Por lo general, siempre me he sentido cómodo debatiendo desde ideas socioliberales y socialdemócratas con liberales, marxistas, anarquistas, conservadores o lo que se tercie. Pero hoy, hoy es otro día que se ha perdido. Y es otro día perdido porque la siembra ya está hecha: Somos conscientes de lo que falla en nuestro país, uno de los principales temas que preocupan a mi gente, la corrupción. Y digo que la siembra ya está hecha porque hablando, descubriendo o leyendo hemos conseguido conocer (o admitir) la deshonrosa verdad: La corrupción en España es generalizada y está institucionalizada, principalmente en ayuntamientos. Ahora bien, nuestro deber es regar el suelo, escoger el mejor abono, hacer que se aproveche bien la luz con tal de salir de ésta: Debemos buscar soluciones, aportar los medios necesarios para que acabe de una vez. Nunca he sido amigo de las consignas vacías o de los lemas que hay que repetir como loros amaestrados, porque eso no soluciona nada. Ha llegado el momento de proponer, de que la gente entre en la política y se organice en torno a cualquier organización demócrata y digo cualquiera, porque no despreciaré a nadie sea del partido que sea si su mente está abierta para cambiar las cosas.

Lo primero que debemos hacer es independizar el poder judicial, me refiero, debemos frenar esa manía de los partidos de meter mano en los Tribunales, que son patrimonio de todos. Esto que digo ni es nuevo (saludos a Montesquieu) ni se ha hecho nunca, pero no me cansaré de insistir. También es preciso reducir el número de aforados de este país, sin caer en la demagogia barata: Aforamiento no significa impunidad, lo que significa es que no se te juzga por la vía ordinaria, lo que conlleva una desigualdad tremenda entre españoles. Nuestro país cuenta con 10.000 aforados, mientras que nuestros compatriotas europeos cuentan en sus respectivos países con menos de diez aforados, por lo general. Por favor, si España debe destacar que no sea en esto.

Los partidos políticos deben ser transparentes. Lo que tienen que hacer está claro, no es más que seguir lo que piden tantas organizaciones como Transparencia Internacional. Deben publicar sus cuentas y sus estatutos, hacer públicos los nombres de los que están en sus órganos de dirección y mostrar una breve biografía o currículum de sus cargos públicos. Los concejales, diputados y senadores deben dar a conocer su sueldo (el que es pagado por todos) y no deben tener más que un cargo público. Con todo, tampoco deben presentarse más de dos veces (dos legislaturas) como cabeza de lista en unas mismas elecciones. Las empresas públicas deben estar libres de políticos, colocando en sus órganos de dirección a gente experta, elegidas, por ejemplo, por oposición. Con esto y algo más quizás seamos capaces de evitar el vicio en la política.

Debemos reformar los reglamentos para que mentir en sede parlamentaria sea delito (que no lo es). Los partidos deben dejar de llevar en sus listas a imputados (y si los llevan, los ciudadanos debemos no votarles). Es evidente que un imputado no es un condenado y que tiene derecho a la presunción de inocencia, pero ante los Tribunales. Porque yo pregunto: ¿Tiene la obligación un ciudadano de creerse que una persona imputada por delitos contra la administración pública es inocente? ¿Está en la obligación? El imputado deberá comprender que no y por lo tanto deberá esperarse a que su caso se resuelva. Imaginemos que un imputado, tan sólo un año después de ser elegido es declarado culpable. ¿Es ahí cuando tenemos que llevarnos las manos a la cabeza? Los condenados por corrupción deberán quedar incapacitados para ejercer un cargo público de por vida.

Estas medidas son tan sólo unas de las pocas que podemos llevar a cabo. Quedan muchas en el tintero. Soy consciente de la dureza de algunas, pero la situación lo requiere, no estamos matando moscas a cañonazos: Estamos luchando contra portaaviones. Es el momento de unirnos socialdemócratas, socioliberales, liberales, conservadores, marxistas, anarquistas… Dejemos de defender lo indefendible, colaboremos todos con la Justicia desde la transparencia y sin atacar a aquellos que intenten saber qué ha sucedido.Todos, unámonos todos con un único propósito: Limpiar, limpiar la política española, de nuestro país, nuestro hogar.

Es el momento de defender las instituciones democráticas (de todos) de los saqueadores. Abandonemos las palabras, ya están las semillas plantadas: Hagamos crecer esa planta y que llegue alto, que lleguemos alto…

Javier Bedmar

Javier Bedmar

Nací en el 94. Progresista, europeísta y católico. Ingeniero de materiales.
No dejemos nada por imposible y no dejemos de sonreír.

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