Opinión

Sobre la fraternité y algo de solidaridad

“¿Cómo puedes tener una guerra contra el terrorismo cuando la guerra en sí misma es terrorismo?” – Howard Zinn.

Tras lo sucedido este fin de semana con los atentados, mi cabeza no ha podido parar de dar vueltas y necesitaba escribir algunas cosas sobre ello. Para empezar, me gustaría mostrar mi tristeza y mis condolencias por las víctimas de los atentados en París. Lo ocurrido el pasado Viernes ha dejado consternado, con razón, a todo occidente y a mí incluido. Condeno esos detestables actos de violencia terrorista que no tienen cabida en nuestra sociedad democrática. Pero también quiero mostrar mi desolación por otros atentados –y rechazarlos con todas mis fuerzas –, que no han visto tanta luz mediática como este; los más recientes son los de Mogadiscio (Somalia) y Beirut (Líbano). No quiero decir que esté mal que se dé importancia a los de Francia, sólo que quizá deberíamos acordarnos también de los demás lugares con víctimas igualmente humanas.

Solidaridad Facebookera

Ya que me meto en todo esto de recordar víctimas, seguiré ahora reflexionando un poco sobre la “solidaridad fabookera” –término que me acabo de inventar, pero me ha quedado medianamente bien –que estamos presenciando. Nada más ocurrir los atentados me puse la bandera de Francia en el perfil, me pareció una simple manera de solidarizarme con las víctimas. Sin embargo, fue pasando el tiempo y fui enterándome de los otros atentados y decidí quitármela para no pecar de restrictivo, y el hecho de que Francia bombardeara Siria me hizo reafirmarme en mi decisión.

Quizá, el hecho de poner una bandera y no otra indica que te importa más un país que otro. No es mejor ni peor, sólo que no es solidaridad en sí, sino empatía por el vecino. Si se es solidario, se homenajea a todos los casos y no sólo a uno, ¿o le llamamos solidaridad selectiva? Una vez se sabe la respuesta de Francia, bombardear una ciudad siria en la que también hay civiles inocentes, sin contar con que las víctimas en París no son sólo francesas, también son de otras partes de Europa, América, África… por lo tanto, la bandera de Francia ha perdido todo el sentido como símbolo de solidaridad que podía tener. En París, como en Siria, han matado personas. Para el luto existe un símbolo: el crespón.

Pero bueno, al fin y al cabo, la gran mayoría de la gente lo único que quiere es mostrar su tristeza y apoyo a las víctimas, sin pararse a darle vueltas a todo esto, lo cual es muy admirable. Por eso, quiero dejar claro que no estoy criticándolas.

Legítima defensa

El Ministro Jorge Fenández Díaz dijo ayer que “Francia tiene derecho a la legítima defensa”  refiriéndose al bombardeo que el país galo realizó sobre Siria. Desde luego que los ciudadanos franceses tienen derecho a la legítima defensa y me parece interesante la idea de que el Estado, como tal, la tenga frente a ataques exteriores pero, ¿existe realmente legítima defensa en lo sucedido con el bombardeo de Francia sobre Siria?

La Legítima defensa requiere, según nuestro ordenamiento jurídico, algunas condiciones que, de ningún modo se cumplen en este caso. Por ejemplo, requiere actualidad e inmediatez, realizarlo cuando la agresión ha cesado es un exceso extensivo, lo que supone que hay venganza, no legítima defensa. Por otro lado, se exige la necesidad racional del medio empleado para impedir o repeler la agresión. Esto último no se da, primeramente, porque la acción no pretende impedir o repeler la agresión, sino contestar a ella. Además, no existe necesidad racional del medio, empleado, puesto que existen otras maneras posibles para responder ante tal ataque. Por último, no se aprecia legítima defensa en los casos de riña mutuamente aceptada, es decir, cuando existe provocación mutua. En el momento en el que se responde a asesinatos con más asesinatos, las acciones se encuentran al mismo nivel, el que se “defiende” actúa “aceptando la riña” y no concurre legítima defensa. Menudo Ministro de Interior tenemos que no conoce siquiera los principios que inspiran nuestro ordenamiento jurídico. Podría salvarle el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, que sienta las bases de la legítima defensa para los Estados miembros, pero ni siquiera de esa manera se puede justificar su comentario, puesto que dicho artículo exige que la actuación esté encaminada a preservar la paz y no a perpetrar actos de guerra.

En definitiva, acabaré diciendo que existen otras maneras de solucionar el horrible problema del terrorismo. De ningún modo contribuir a aterrorizar a la población, con declaraciones y prensa sensacionalistas, puede ser útil para otra cosa que no sea hacerles el juego a los terroristas. No es comprensible, para nada, que se quiera parar “la guerra” con más guerra y, mucho menos, que las víctimas de esa guerra sean personas inocentes cuyo enemigo es el mismo que el tuyo. Existen métodos para subsanar este obstáculo para los valores democráticos y humanitarios, como dejar de financiar o armar indirectamente al ISIS, tal y como hace el Estado Español, o parar de perseguir intereses deshonestos con este conflicto. Podría escribir muchas más cosas, pero no creo que sean necesarias en este momento y con una cita e invitar a la reflexión puede valer: “Tras cada guerra hay un poco menos de democracia que salvar”, Brooks Atkinson. Nous sommes unis, pero tenemos que unirnos por algo más grande que occidente, por la humanidad, ¿o no?

 

Javier Carrero

Javier Carrero

Estudiante de Derecho y de Ciencias Políticas en el Campus de Excelencia Internacional de la Universidad Carlos III de Madrid. Consejero de Podemos y candidato a las elecciones municipales con Ganemos Pinto.

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2 Comments

  1. Javier Fernández
    18 noviembre, 2015 at 09:47

    Fenomenal! una visión razonable y responsable, cuando quienes nos dirigen actúan de manera irracional e irresponsable.

  2. Carmwn
    17 noviembre, 2015 at 15:14

    Me ha gustado mucho tu punto de vista. Enhorabuena.