La Colonial de Eureka (López Moltó S.A.) no tiene nada que ver con la Compañía Colonial de la familia Méric
La Voz de Pinto se ha puesto en contacto con Mario Coronas, investigador de la historia de Pinto y autor del libro “150 años de aroma a chocolate en Pinto” para conocer en profundidad, con el respaldo de los documentos, la verdadera historia de esta fábrica ubicada en un polígono de nuestro municipio.
La historia de Chocolates Eureka, ahora llamada “La Colonial de Eureka”, tiene su origen en Joaquín López Pérez, que provenía de una familia con tradición chocolatera de Villajoyosa (Alicante). Joaquín, bajo la razón social López Pérez S.A., compra fábricas de chocolate en Granada, Sevilla y la antigua fábrica de chocolates Eureka de Cádiz.
Creación de la empresa López Moltó S.A.
El 27 de junio de 1961 se constituye la Sociedad Anónima López Moltó S.A. en Sevilla, con sede Social en Cádiz, por el matrimonio formado por Joaquín López Pérez y Carmen Moltó Ferri, ambos residentes en Alcoy, y su mano derecha Manuel Quirosa López, residente en Cádiz. Esta empresa tendrá fábricas en Cádiz (Eureka) y Sevilla. De las cuatrocientas acciones que conformaban la nueva sociedad, Joaquín López suscribió 238, Carmen Moltó 170 y Manuel Quirosa las dos acciones restantes.
El 31 de julio de 1965, López Moltó S.A. adquiere una cuarta parte de los edificios destinados a la fabricación de chocolate de La Colonial S.A.
La Colonial S.A. del conde de Rueda
La Colonial S.A. había sido constituida en el año 1941, después de la disolución de la antigua Compañía Colonial de los Méric y la posterior venta de su fábrica en agosto de 1941. El presidente del Consejo de Administración de esta nueva empresa, cuyas oficinas se instalaron en la calle Lista (Ortega y Gasset), número 8, fue Fernando Rueda Blanco, conde de Rueda.
La Colonial S.A. pasó difíciles momentos a finales de los años 50 y comienzos de los 60. En 1961 el Estado impone una multa de 250.000 pesetas a esta nueve empresa y obliga a cerrar su fábrica de Pinto durante tres meses por irregularidades en la fabricación de chocolates.
En sus últimos meses, La Colonial S.A. cesó su actividad y se procedió a embargar parte de la maquinaria y otros bienes de la empresa sacándolos a la venta en pública subasta. Se procedió a la venta de la antigua fábrica y su parque a constructores para la construcción de viviendas y una cuarta parte de la misma, la que estaba próxima a la plaza de Jaime Méric, a la empresa López Moltó.
La Colonial S.A., según los documentos, sigue existiendo como empresa en 1974, aunque su actividad cesó muchos años antes. Por tanto, López Moltó carece de vínculo, tanto con La Compañía Colonial, disuelta en agosto de 1941, como con La Colonial S.A., que continúa como empresa en 1974, según documentos del Ministerio de Industria.
Una vez que López Moltó S.A. adquiere una cuarta parte de las instalaciones de La Colonial S.A., se centraliza la producción en esta planta. Con los años se van incorporando pequeñas fábricas como la de Blanco y Negro y ABC, en Sevilla; o la fábrica de Doria, en Granada.
Las marcas con las que opera López Moltó en nada tienen que ver con las marcas con las que operaba La Colonial S.A. del conde de Rueda, y muchísimo menos con la Compañía Colonial de la familia Méric.
Las marcas con las que operaba López Moltó provienen de los años 30 de las fábricas Eureka de Cádiz y Blanco y Negro de Sevilla. Eureka, por ejemplo, es una marca que se registrada el 15 de febrero de 1921, Blanco y Negro en 1923 y Atlantic en 1935. Otra de las marcas con las que comercializan, pero de menor importancia, es Doria, que provenía de la fábrica del mismo nombre en Granada.
López Moltó elaboraba su producción en tres centros: en la fábrica de Sevilla se fabricaban las coberturas, en el polígono de la Estación, actual fábrica de “La Colonial de Eureka”, se fabricaba Caoflor y en la desaparecida fábrica de Pinto se fabricaban las tabletas de chocolate. Posteriormente se cerraría la fábrica de Sevilla, trasladándose la maquinaria y algunos trabajadores a Pinto para continuar la producción.
Posteriormente fallece el fundador de la empresa y se produce un cambio generacional, con momentos muy difíciles para la compañía. El 14 de febrero de 2001 se traslada definitivamente la producción al polígono de la Estación, calle Águilas, número 7, donde actualmente continúa. La cuarta parte de aquella antigua fábrica de chocolates desapareció para siempre.
En julio de 2002 la empresa es vendida a un grupo inversor, incorporándose un nuevo equipo directivo, totalmente desvinculado de los anteriores propietarios. En la primavera de 2003 se decide el cambio de nombre a “Chocolates Eureka, S.A.”.
Las mentiras de “La Colonial de Eureka”
Es a partir de 2017 cuando esta compañía, gracias al trabajo de divulgación del Seminario de Historia Local, a la valiosísima aportación de documentos e imágenes de la Familia Méric y al trabajo de investigación de Mario Coronas, pretende vincularse al pasado glorioso de La Compañía Colonial de la familia Méric. Tanto es así que el 14 de agosto de 2017 deciden el cambio de nombre pasando a ser “Chocolates La Colonial de Eureka, S.A.” y comienzan a venderse como “la fábrica más antigua de España”, algo falso puesto que dicha fábrica ya no existe. También indican en su nuevo logotipo “En Madrid desde 1866” cuando La Compañía Colonial, de la que dicen ser originarios, se fundó en 1854 en Madrid. Incluso han añadido el antiguo grabado de la antigua Fábrica Modelo de la Compañía Colonial, algo que en nada tiene relación con ellos, puesto que la fábrica que aparece en el grabado desapareció en 1965 cuando fue vendida a constructores y en su lugar se edificaron viviendas. López Moltó S.A. jamás compró esa parte de la fábrica que aparece ilustrando sus tabletas de chocolate.
El 14 de agosto de 2017 se produce un nuevo cambio de denominación social pasando a ser “Chocolates La Colonial de Eureka, S.A.”
La Colonial de Eureka es, como ha quedado demostrado, una empresa de 1961, no de 1866. Y en Madrid lleva desde 1965, no desde 1866. No es la fábrica más antigua de España, puesto que la fábrica ya ni siquiera existe. Ni tampoco es una empresa de más de 150 años, puesto que solo tiene 57 años. El hecho de haber comprado una cuarta parte de las instalaciones de una fábrica, de la que anteriormente fueron propietarios otras dos empresas, no les da derecho a apropiarse de la historia de la célebre Compañía Colonial.
La historia de la Cía Colonial y sus éxitos sólo le pertenecen al pueblo de Pinto, a la familia Méric y a los centenares de pinteños que trabajaron durante siete décadas en su Fábrica Modelo.