Sociedad

Vuelven las podas brutales a Pinto

En Pinto existían unos moreras, situadas en la calle La Colonial, cuyo nombre nos recordaba a aquella fábrica pinteña que antaño envolvía a la villa de un agradable aroma a chocolate. Estos árboles, junto a la plaza de las Capuchinas, eran árboles sanos, vigorosos y llenos de vida. Algunos de ellos tenían más de 20 años de edad. Eran espléndidos en su volumen, forma y color. En ocasiones se recortaba alguna rama, para evitar que se acercaran a las fachadas, pero esto en ningún caso afectaba a su magnífico porte. Su ciclo vital nos marcaba el inicio de las estaciones. Sus hojas caían en otoño, daban sombra en verano y comida para los gusanos de seda de los más pequeños. Sus moras servían de alimento para los pájaros e incluso para algunas personas.

Nueva Poda Brutal

En los primeros días de marzo de 2015 las motosierras han cortado todas sus ramas, para que no tengan hojas, para que no tengan frutos, para que no tengan pájaros, para que no tengan vida. Las han dejado malheridas, sin volumen, sin forma y sin color.

Las razones no son ya las podredumbres o las ramas peligrosas, el motivo de su mutilación es que sus frutos manchan. Pero las moreras no tienen la culpa, el Ayuntamiento de Pinto las plantó y debe ser el responsable de su limpieza viaria y de las consecuencias de criterios tal vez incorrectos en la elección de las especies. Las moreras, denuncia Ecologistas en Acción de Pinto, han sido mutiladas por conseguir un puñado de votos de quienes esperan no mancharse las suelas de los zapatos y no tener que dar un rodeo de 5 metros para evitar pisar “las dichosas moras.

El Preámbulo de la Ley 8/2005, de 26 de diciembre, de Protección del Arbolado de la Comunidad de Madrid señala, entre otras cosas, que: “El árbol forma parte del patrimonio histórico-artístico de la ciudad y es ingrediente inseparable de su actual puesta en valor y comprensión, configurando el derecho social al paisaje”.

Evitar, de manera especial,…, las podas drásticas e indiscriminadas que, en todo caso se han de rodear siempre de toda cautela a fin de asegurar su carácter de último recurso y no como procedimiento al servicio de urgencias o actuaciones coyunturales.

Indica también la necesidad de acometer planes de formación e información y señala que “es necesario que el ciudadano contemple el árbol como un ser vivo que obliga a más atenciones que las dispensadas a otros elementos urbanos, multiplicando los medios de sensibilización a todos los niveles, desde los propios servicios de la Administración hasta los usuarios, pasando por urbanistas, promotores y constructores.

Ecologistas en Acción de Pinto señala que este tipo de poda es contraproducente, porque estimula al árbol a fructificar con más vigor y, por tanto, a manchar más, además de producir ramificaciones débiles que se rompen con facilidad. Gracias a esta acción, afirman, acaban de convertir a las moreras en árboles peligrosos que deben ser vigilados todos los años. Pudiendo todavía observar las nefastas consecuencias de la poda brutal del invierno de 2012, nos resulta incomprensible que se sigan cometiendo semejantes atrocidades a nuestro patrimonio natural, por lo que desde Ecologistas en Acción de Pinto volvemos a exigir un verdadero Plan Director del Arbolado Urbano que proteja a nuestros árboles de los despropósitos cometidos por el gobernante de turno.

Mario Coronas

Mario Coronas

Licenciado en Periodismo y Humanidades por la Universidad Carlos III de Madrid. Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Europea de Madrid. Técnico Superior en Realización de Audiovisuales.
Dirección general en La Voz de Pinto

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1 Comment

  1. Luis Aguado Alvarez
    12 mayo, 2020 at 22:20

    Lo mismo pasó en el barrio de Ciudad Pegaso (Madrid), al final de la calle de Alcalá. Uno de los bosques de moreras urbano más grandes de Madrid, fue arrancado de cuajo con la falsa escusa de que estaban enfermos, siendo la verdadera razón que sus frutos manchaban el suelo y daban de comer a las aves que ensuciaban de excrementos los coches. Un crimen ecológico. Árboles de 50 años.