Opinión

El porqué del voluntariado

¿Qué nos mueve a él? ¿Cómo lo sufrimos? ¿Cómo lo disfrutamos? ¿Por qué lo hacemos?

Sin duda hay algo que se mueve en tu interior y que te llama, hace que los conozcas, te acerques a ellos, empieces participando en una actividad, cada día te implique más y ya no dejes de acudir cuando te necesitan.

El voluntariado seduce y engancha.

Este último año ha sido muy intenso y me ha permitido vivir cosas que de otra forma hubiera sido imposible.

Voluntariado, pero ¿con quién? Si hay algo donde elegir son entidades para colaborar, de todo tipo, color y condición; yo, en mi caso, me decanté por los animales, mi gran amor hacia ellos y las injusticias vistas, día a día, hicieron inclinar la balanza. Ellos son los últimos, los olvidados, los maltratados por costumbre porque “siempre ha sido así”, los apenas protegidos por la ley, los sin voz. Pero yo lo tenía claro, qué mejor asociación que la protectora de mi pueblo, Pinto, ellos son Perrigatos en Apuros.

Con ellos he conocido la risa y el llanto, a veces, también el llanto de la alegría, me he visto involucrada en montones de proyectos llevado a buen término y sin ayuda.

Hemos dado charlas en colegios de la Comunidad de Madrid con la inestimable colaboración del ser más dulce de esta tierra, Sus, un galgo maltratado y moribundo recogido y rehabilitado por ellos.

Hemos pensado, repensado, ideado y dado forma a proyectos que parecían faraónicos.

Hemos construidos refugios para los felinos sin hogar, que seguro que agradecen en esta ola de frío.

Hemos continuado con el control de colonias del municipio, con su captura, esterilización y suelta o adopción en los casos idóneos.

Hemos acudido a eventos, muchos, y hemos montado mercadillos, ¡muchos más!

Hemos pasado frío, cogido sabañones, y calor, y quemados por el sol, pero allí aguantamos estoicamente.

Hemos acudido a avisos, urgencias, desalojos…. Hemos visto finales felices y finales muy tristes.

En definitiva, hemos salvado vidas.

Hoy, cada vez que miro a los ojos de Olga, mi pequeña gata en acogida y rescatada de un desalojo, ( a la espera de hogar definitivo), me doy cuenta de lo frágil que es la vida animal, pero a la vez agradezco que haya personas que contribuyamos altruistamente con nuestro tiempo, dinero y esfuerzo a esta noble causa.

Sé que no faltarán las críticas, pero también sé que hay muchas personas sin hogar, niños que mueren de hambre, enfermedades sin erradicar… el mundo está lleno de injusticias; Por eso, al que me critique, le invito a colaborar, a ser socio o voluntario de Cruz Roja, ACNUR, Médicos de Mundo… porque sé que alguien que colabora altruistamente con una causa, jamás, criticará a otro voluntario.

Realmente ha sido un año muy intenso pero sólo es el primer escalón de todo lo que nos espera vivir juntas.

Ana Fernández

Ana Fernández

Diplomada en turismo, enamorada de los viajes, animalista, anti taurina y vegetariana.

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