Opinión

El terror del juego geopolítico

Un viernes 13, París conoce el terror. Han sido asesinadas 127 personas, 127 civiles, 127 historias diferentes. Occidente no recuerda haber sufrido una barbarie así desde los atentados de Atocha. Mi solidaridad y apoyo al pueblo parisino.

Ahora bien, no caigamos en los tópicos racistas y xenófobos que viene en el paquete tras una ola de terror como la sufrida anoche. Y es que ya son varias personas a las que leo que escriben “y luego nos llaman racistas”, atendiendo al hecho de que esto es por culpa de la inmigración. Otros centrándolo en exclusivamente un conflicto religioso por parte de unos fanáticos, y buena parte de la izquierda se suma a ese discurso populista. Y hay algo de verdad en ello.

Para romper el discurso racista y xenófobo, hay que recordar que los refugiados sirios huyen de esto mismo que ha pasado en Francia. La diferencia reside en que esto ellos lo vivían todos los días.

Pero yo vengo a escribir esto porque toca hablar de política, concretamente de geopolítica.

Y para ello vamos hablar de Siria. Un país próspero que ocupa una privilegiada posición geoestratégica en la ruta de los hidrocarburos. Las potencias occidentales no han dudo en llevar el horror y la barbarie con tal de derrocar al presidente legítimo Al Assad. La experiencia nos dice que para Occidente, la injerencia en los asuntos internos de otros países no es problema cuando se trata de que las multinacionales se llenen los bolsillos con buenos negocios. En el 2011, Rusia, Siria, Irán e Irak acordaron la construcción de un gasoducto no compatible con los intereses estadounidenses, saudíes, turcos, británicos y franceses. La idea de este gasoducto que tendrá una extensión de 1.600 kilómetros y que es denominado por la prensa occidental como “gasoducto islamista”, es que parta del mega-yacimiento South Pars en Irán, atraviese Irak y Siria, llegue a Grecia y  desde allí al resto de Europa, para transportar 110 millones de metros cúbicos al día que cubran la demanda energética de Siria, Irán e Irak y que su excedente se destine hacia la base naval rusa, la cual se encuentra en puerto sirio, incrementando la dependencia de los países europeos del gas ruso. Adicionalmente, a través de Irán, también se integra el gas que alimenta a China, la segunda economía del mundo y quien presenta una alta demanda del hidrocarburo.

El gasoducto islamista, apoyado por Rusia y China, y clave para Irán y Siria, es  perjudicial para Qatar, sede de la base militar más poderosa de EE UU en la región, quien posee su propio gasoducto, que atraviesa a Arabia, Jordania y Turquía, pero que tan solo produce el 9% del gas natural que consumen los hogares europeos; lo que pondría a Irán como el actor energético fundamental en Europa, Medio Oriente y China, permitiendo que su papel en el mercado mundial aumente.

Este es el escenario, y la partida la empezaron las potencias occidentales al financiar el terrorismo. Ya lo decía Hilary Clinton “financiamos mal a los rebeldes sirios y surgió el Estado Islámico”. Esos rebeldes que nos vendía la prensa occidental como defensores de la democracia, resulta que eran los mismos terroristas que con armamento de EEUU practicaban el terror en Siria. El Estado Islámico no es más que un grupo de mercenarios que bajo la bandera del fanatismo religioso, saquean y se hacen con los controles estratégicos en Siria para seguir vendiendo a menor coste los hidrocarburos a Francia, Gran Bretaña y demás potencias occidentales. Sí, les hemos financiado para solo romper los intereses de otras potencias.

El Estado Islámico es Arabia Saudí. Las prácticas de torturas y ejecuciones son las mismas que ejerce este país. Pero no guste oírlo porque es un país aliado de EEUU. Si mal no recuerdo nuestro anterior Jefe del Estado y el actual son buenos amigos de esas “democracias árabes”.

Pero el escenario actual es distinto. El otro gran jugador de este juego geopolítico, Rusia, ha dado grandes pasos. Desde Occidente siguen “petrificados” con el operativo antiterrorista ruso en Siria que comenzó el pasado 30 de septiembre, mientras que la maniobra del Kremlin está dando sus frutos, y ha sido un revés para los yihadistas. Parece ser que acabar con el Estado Islámico era más fácil de lo que se esperaba si cortas sus suministros, ataques sus bases, cierras su financiación… ¡Qué sorpresa!

Occidente se ha visto obligada a cambiar de postura. De una posición de financiar a los “rebeldes sirios”, ha pasado a “Al Assad es ahora mismo la estabilidad y la mejor opción”. Ahora se une a Rusia ante la ofensiva contra los terroristas. Esta posición en mitad de la partida no ha sentado bien a los terroristas que ahora atentarán contra Occidente.

¿Es esto el capitalismo? ¿Es esto el imperialismo en el que los intereses de unas multinacionales están por encima de crear horror, miseria y muerte? Se habla continuamente de los Derechos Humanos, pero nunca de los derechos de la Humanidad que son pisoteados por un sistema en el que el capital está por encima de todo.

La conclusión es sus guerras, sí, las guerras de Occidente son nuestros muertos.

Descansen en paz.

 

Txetxu R.G.

Txetxu R.G.

Politólogo y analista político

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1 Comment

  1. tu anciana abuela
    16 noviembre, 2015 at 18:57

    Pensar que los malos son de una raza, sexo, religión o idea política no es mas que mirar la vida de forma simplista.

    Lo sabemos bien en España, que durante años -los primeros de la democracia, cuando mas inestable era nuestro equiibrio- ETA, FRAP y GRAPO sembrason de sangre y terror el suelo hispano.

    Mas adelante, el GAL mostró su brutalidad ante la propia ETA.

    …cuatro siglas que arroparon a personajes con “cuatro apellidos españoles”.