Opinión

¡Feliz Día Internacional de los Voluntarios!

Durante gran parte de mi vida he realizado voluntariado en lugares y ámbitos diferentes. Diez años dedicado a hacer voluntariado desde el activismo político o el ocio y el tiempo libre. Y por eso quiero felicitar a todas las personas que deciden dar lo mejor de sí mismas entregándose a los demás, aprovechando la celebración del Día Internacional de los Voluntarios declarado por la ONU el 5 de diciembre.

Decidir ser voluntario o voluntaria es una decisión personal que, sin duda alguna, te cambia la vida. Y está motivada por esa esencia especial del amor a los demás que forma parte de la manera de ser, de pensar y de actuar de quienes deciden afrontar el reto de entregarse sin condiciones. Es algo que forma parte de ti toda la vida. Quien hace o ha hecho voluntariado es un voluntario para siempre.

Afortunadamente, son muchas las personas, y en muy diversos ámbitos, las que hoy pueden celebrar su día. Desde quienes donan sangre, órganos o médula ósea para salvar la vida de alguien, a quienes trabajan con menores en riesgo de exclusión social, con familias de bajos ingresos, con enfermos que necesitan cuidados, con personas mayores, con presos, con personas hospitalizadas, dedicándose al deporte de base… Existen miles de formas y maneras de hacer voluntariado, y todas ellas son válidas y encomiables.

Pero sí me gustaría ofrecer mi opinión acerca de algunas consideraciones sobre el voluntariado.

  1. El voluntariado nunca puede sustituir un trabajo remunerado. No por falta de capacidad o de formación de la persona voluntaria, sino porque ambas dedicaciones tienen una naturaleza totalmente diferente. Hay quienes consideran que existe el voluntariado remunerado, pero desde mi punto de vista, es una manera de ahorrar costes y evitar la creación de puestos de trabajo específicos que deben estar regulados.
  2. La persona voluntaria debe realizar sus funciones con la máxima profesionalidad y exigencia posible. Aunque seamos voluntarios, trabajamos con personas que se merecen el máximo rigor a la hora de dedicarnos a ellos. Por supuesto compromiso, pero también es recomendable tener formación en el ámbito en el que actúas. Y, por si cabe duda, esa es la realidad del voluntariado: personas formadas que desean ayudar a los demás de la mejor manera que saben.
  3. El voluntariado no es caridad o pena, es una manera de cambiar el mundo. Porque en todo voluntariado hay una metodología clara y unos objetivos que cumplir conforme a la estrategia óptima. Y hay quiénes dedican mucho tiempo a esto. Pero sobre todo, lo que existe son las ganas de cambiar las cosas que nos rodean y que no nos gustan. El voluntariado no es volcar las frustraciones personales en una organización o un grupo de personas para que nos las resuelvan, es comprometerse con cambiar el mundo hasta final, sin condiciones, para adoptar en el resto de facetas de nuestra vida diaria todo aquello a lo que aspira el voluntariado que se realiza. Porque si algo cambia el voluntariado es tu propio mundo. Tu propia vida.

Y dejo para el final la consideración que es más importante para mí. El voluntariado no es hacer algo sin recibir nada a cambio, es hacer algo sin esperar nada a cambio. Y hago este matiz porque el voluntariado, aunque no es remunerado, compensa con muchas cosas que son más importantes y tienen más valor que el dinero.

Quien hace voluntariado no debe esperar nada a cambio, lo hace porque quiere, sólo debe dar y entregarse a los demás y a lo que hace. El voluntariado es uno de los mayores gestos de generosidad y de amor del ser humano. Dar y amar es la clave.

Entonces el voluntariado te paga recibiendo cosas que no esperas recibir. Te enseña a ver la vida de otra manera, a luchar por lo que quieres, a respetar y cuidar a los demás, a entender y comprender al diferente, a conocer otras visiones y puntos de vista, a crecer como persona, a abandonar lo tóxico y encontrar lo que te hace feliz, a ser crítico y autocrítico, a ser buena persona y, sobre todo, te regala experiencias y personas a las que quieres con locura, de las que nunca quieres separarte. Y esto es para toda la vida.

Aunque pueda parecer que no hay muchos, los voluntarios y voluntarias están en casi todas partes. Por eso hoy quiero felicitarles a todos y a todas. Estén donde estén, hagan o hayan hecho voluntariado. Algún día, cuando seamos un país con fiestas laicas, el día 5 de diciembre será festivo nacional.

¡Muchas felicidades!

Emilio José Serrano Pastor

Emilio José Serrano Pastor

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