Opinión

La gente es tonta

Las reacciones ante la victoria de Pedro Sánchez muestran un profundo desprecio a la toma de iniciativa de la gente para revivir una política social y colectiva.

Todos sabemos que la gente es idiota. El común de los mortales piensa y actúa tal y como les dictan, no tienen sentido crítico ni capacidad de razonamiento propio. Gracias a que hasta ahora una élite intelectual ha llevado las riendas de la situación, de forma altruista sin duda, para guiar a los pobres inocentes que se dejan engañar todo ha funcionado perfectamente.

Tan perfectamente que los partidos socialdemócratas no supieron ver que la caída del Muro de Berlín no significó la caída de los modelos del Estado del Bienestar (Welfare State), por lo que empezaron a competir en liberalismo económico con los partidos conservadores. Sin embargo, eran unos años de anestesia social coincidentes con uno de esos ciclos económicos positivos de este sistema. Cuando se acabó este sueño periódico, surgió la crisis. Con ella se evidenció la falta de propuestas propias de los partidos de centro-izquierda, que llegaban a los gobiernos prometiendo afianzar derechos sociales y reinstaurar el Estado del Bienestar y una vez en ellos se disolvían como un azucarillo en las políticas tecnócratas dictadas por Alemania; y los que no, directamente pactaban el Ejecutivo con la derecha en Gran Coalición para desarrollar un programa por el que no les habían votado. Todo era concordia: alternancia de gobierno entre partidos fuertes unidos por el poder mientras sus líderes se coordinaban con los editorialistas de los principales medios de comunicación para tener tanto a los militantes como a sus votantes y al resto de ciudadanos resignados. Todo funcionaba perfectamente, pero la gente se hartó.

La gente se hartó, consideraban injusto que mientras seguían con sus vidas con normalidad, como siempre, como hasta ahora, algo externo y ajeno a ellos y, al parecer, ajeno incluso a los gobiernos, hubiera hecho saltar por los aires sus condiciones de vida. De la noche a la mañana los ciudadanos tuvieron que ver cómo sus propios gobernantes electos legislaban permitiendo despidos colectivos desgarradores, subiendo impuestos indiscriminadamente, privatizando, desgastando la Educación y la Sanidad públicas, obligando a los jóvenes cerebros a exiliarse para buscarse la vida… La gente se hartó, se movilizó, y se crearon nuevos partidos, pero no era suficiente. La socialdemocracia no rectificó y utilizó sus votos, fieles y aún esperanzados, para despreciar la contestación social y afianzar sus políticas neoliberales y sus coaliciones con los conservadores.

¿Qué alternativa quedaba en este contexto? Ante la sangría de los partidos socialdemócratas y la postura antisocial de sus aparatos, se alzaron sus militantes y simpatizantes. Surgieron figuras identificadas sin prejuicios con la izquierda como Bernie Sanders en el Partido Demócrata estadounidense, capaz de plantar cara a la todopoderosa Hillary Clinton; y como Benoît Hamon en el Partido Socialista Francés y Jeremy Corbyn en el Partido Laborista del Reino Unido, que se hicieron con el liderazgo de ambos. Y es que cada vez que se pregunta a las bases de organizaciones de centro-izquierda, que parecen más conectadas con las exigencias de la sociedad, sus aparatos pierden poder. Esto se confirma de nuevo con la victoria por mayoría absoluta de Pedro Sánchez en su pugna por la Secretaría General del PSOE, que se produce una vez derrocado por su propio partido y desligado ya de los equilibrios dialécticos y programáticos que le forzaban a hacer el resto de líderes del PSOE y los grandes medios de comunicación.

Y es que la gente es tonta. La gente lee a diario noticias y editoriales sesgados, escucha a tertulianos y a los líderes de los viejos partidos cantando casi al unísono. La gente observa cómo incluso grandes empresarios participantes de esas bolsas y esos fondos de inversión que convulsionaron el sistema señalan el camino. Y con todo eso, la gente, engañada y sin criterio, acaba votando al outsider al que ofrecen un micrófono de vez en cuando. Qué casualidad que sea ahora, cuando los que pierden poder son los grandes medios de comunicación que no logran influenciar ni resignar, que todo va mal y la gente es idiota.

Saul C. Alises

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3 Comments

  1. Maria
    23 mayo, 2017 at 20:45

    Jorge si fuera ha si como cuentas que son cuatro cosas ha corregir, no son cuatro cosas, casi en todas las instituciones que ha gobernado están manchadas por la corrupción. Llegara un momento que el pueblo se levante y diga vasta, ha estos sinvergüenzas que sacan el dinero para ellos y el partido popular, y sino fuera ha si que vergüenza de España.

  2. Alejandro
    23 mayo, 2017 at 20:20

    Aquí opinamos cada uno como vemos este gobierno, nos cuentas que cuatro medidas que tomen sobre la corrupción sacaran mayoría. Espero que no se ha si. El gobierno del partido popular la corrupción esta en la forma de gobernar en todos los sitios asido para el partido popular, no son
    cuatro cosas.si los españoles somos horados llegara un dia seles ponga fuera delas instituciones. Sino fuera ha si que pena de país llenos de personas corruptas.

  3. Jorge
    23 mayo, 2017 at 12:30

    Y yo que pienso todo lo contrario? No se trata de inteligencia o estupidez, ha salido el candidato que más interesaba al P.P y lo han conseguido de la manera más simple, haciendo creer que querian que saliese Susana. Los militantes han votado a la víctima del aparato olvidando que su incompetencia ha llevado al PSOE a los peores resultados de su historia, pero no es no y las próximas elecciones ratificarán al PP en el poder con mayoría absoluta.a poco que la economía mejore y tomen cuatro medidas contra la corrupción.