Opinión

PSOE de Pinto: Al rescate de su valor

Incluso quienes no hemos votado nunca al PSOE, sabemos del valor que este partido tiene para la consolidación de una estructura democrática real y estable. Otra cosa es que ellos mismos crean que la estabilidad democrática pasa tan solo por el bipartidismo, como así lo han demostrado algunos importantes dirigentes.

Sin embargo, la historia y la sociología aportan suficientes razones para esta importancia del PSOE, sin que sirva el tradicional ejemplo del Partido Socialista Italiano para explicar situaciones que a otros les gustaría se dieran en España.

En Pinto, sin duda, el PSOE va a sufrir de nuevo el desprestigio de su partido a otros niveles, especialmente desde que, en su momento, este partido solo vio su ombligo e ignoró que el futuro no es cosa de un partido ni de dos, sino de toda la ciudadanía. También el PSOE de Pinto seguirá pagando los intereses creados en el pasado. Probablemente la renovación en la candidatura suponga una merma de lastre sociológico y remonte algo, aunque mucho me temo que no tanto como para aspirar a una cierta hegemonía.

El programa, que he visto, no aporta grandes novedades a un programa estándar. Lo llenan las vaguedades, como hacen el resto de partidos. Se a16puntan a las modas de Códigos Éticos, del “concejal” 3.0 o de la dinamización del “Ciudadano”, todo aquello que no se apoya en compromisos concretos con indicadores de eficacia.

Por tanto, la inercia seguro que le hará recuperar algo del terreno perdido; una inercia que cada día costará más consolidar gracias a los emergentes; pero que al PSOE de Pinto comenzará a fortalecerle, independientemente de los años que le cueste volver a la anteriormente citada hegemonía; que le cueste rescatar su valor perdido.

Queda, entonces, aún mucho tiempo para que reluzca el sentido de aquella frase de Pablo Iglesias, fundador del partido: Los socialistas no mueren: los socialistas se siembran.

José Luis Esparcia

José Luis Esparcia

Escritor

Previous post

Miriam Rabaneda no acudió a EL DEBATE

Next post

Pinto y el Colegio de niñas huérfanas de San José