Política

Juego Limpio

Cumplimos la primera semana de campaña electoral y varios han sido los episodios que han puesto de manifiesto lo injusto de la actual ley electoral. Primero la suspensión del acuerdo entre las fuerzas políticas pinteñas por la Junta Electoral de Zona (JEZ), ya de por si desequilibrado, para el reparto de las chapas publicitarias donde los distintos partidos pueden poner su cartelería pidiendo el voto, y luego la implantación obligada de un nuevo reparto en el que al PP se le han concedido siete espacios por uno a compartir por las formaciones sin representación en la corporación municipal. Cabe destacar aquí otra injusticia de la medida, puesto que los dos concejales del MIA, integrado en Ganemos Pinto, no han sido tomados en consideración a la hora del reparto, el cual se ha realizado según el número de concejalías en el Ayuntamiento. La JEZ ha afirmado que el hecho de presentarse en coalición invalida la posibilidad de acceder a más espacios al no ser exactamente la misma formación. A esto se ha añadido una maniobra que solo puede calificarse cómo completamente falta de ética. En la colocación de los citados espacios electorales, el Ayuntamiento ha reservado para las chapas destinadas a los “nuevos partidos” los colocados en los sitios menos visibles. Sirva como ejemplo los espacios colocados en la valla del CEIP Buenos Aires, donde han situado las chapas de Ganemos Pinto mirando literalmente al talud de las vías del tren.

Es curioso como una Ley que debería asegurar no solo la limpieza del proceso, sino también la igualdad de oportunidades de los distintos partidos para llegar a todos los ciudadanos para que estos elijan la opción política que crean conveniente, se convierta en un instrumento de perpetuación del sistema bipartidista que de facto impera en nuestro país. Ya que los grandes partidos tienen recursos tanto económicos como mediáticos mas que de sobra, es completamente injusto que la Ley electoral les permita, además, el disponer del mayor número de espacios gratuitos tanto en la vía pública como en los medios de comunicación públicos. La Ley debiera tender a igualar las oportunidades de todos los participantes en los procesos electorales, más si cabe en las elecciones municipales y autonómicas, donde muchas de los partidos que se presentan son pequeñas organizaciones de ámbito local cuya capacidad económica para contratar espacios privados es muy limitada. Se desvirtúa así el espíritu de unas elecciones, puesto que el votante no tiene capacidad de valorar las diferentes propuestas electorales que se le presentan para poder votar de forma responsable y suficientemente informado, quedando limitado a las opciones con más proyección mediática y capacidad económica para darse a conocer.

Cuestión aparte merece la maniobra del PP de Pinto a la hora de repartir físicamente los espacios electorales en la vía pública. Aprovecharse de su condición de partido en el gobierno para repartir a su antojo los espacios de los nuevos partidos, que por otra parte son los que según las encuestas van a poner en cuestión su posición de partido mayoritario, en espacios de difícil visibilidad dificultando la promoción de estos partidos, dice muy poco de la condición democrática de aquel, y mucho del miedo soterrado que tienen dentro de los responsables del PP a ser sobrepasados y ser protagonistas de un descalabro como no se conocía en España desde el colapso de la UCD en los primeros 80. La expectativa de pasar de una mayoría absoluta aplastante en casi toda España a rozar la derrota electoral en muchos de estos lugares, está haciendo que los responsables de campaña y los principales candidatos populares estén sacando a relucir todo su arsenal de descalificaciones, desprecios y triquiñuelas. Pero esta vez todo indica que no les va a funcionar. El hartazgo producido por más de siete años de crisis profundísima que ha llevado a millones de españoles al borde de la miseria, unido al incesante goteo de casos de corrupción a cada cual más escandaloso, tráfico de influencias, puertas giratorias y demás practicas extendidas por nuestra geografía, puede provocar un vuelco electoral sin precedentes. Por suerte la población, en su gran mayoría, ya no se deja engatusar por las viejas técnicas electorales de eternas promesas que nunca llegan a materializarse, de acciones apresuradas para poner en marcha la maquinaria de la obra pública y la inauguración prematura unos pocos meses antes de las elecciones, ni de aquel famoso lema Romano Panem et circenses con paelladas populares, vinos españoles y demás dispendios en busca del voto agradecido.

Carlos Barrero

Carlos Barrero

Inconformista por naturaleza. Defensor de causas perdidas. Activista sindical y militante de MIA Pinto y Ganemos Pinto. http://www.cabalarojo.blogspot.es

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