Érase una vez una mujer llamada Memoria: Parte 1
Paradojas, femenino plural
Paradojas. La primera mujer que ocupó un cargo ministerial en España y la segunda en hacerlo en Europa fue una anarquista. Corría el año 1937, en plena Guerra Civil, cuando Federica Montseny llegó al congreso con una ley que despenalizaba totalmente la interrupción voluntaria del embarazo.
Para entonces, las españolas ya habían votado un par de veces, gracias al empeño de Clara Campoamor y a pesar de la oposición de Victoria Kent.
Tanto durante la guerra, como después de la contienda, todas aquellas personas que habían tenido algún tipo de relación con el bando republicano fueron brutalmente reprimidas, en el caso de las mujeres este sufrimiento fue aún mayor. En su propia trinchera, ya habían sido relegadas, por sus camaradas, a la retaguardia acusadas de ser las portadoras de las enfermedades de transmisión sexual en el frente.
En febrero de 1937, con la llegada de los franquistas a Málaga, las mujeres que fueron detenidas en muchas ocasiones simplemente por ser hijas, madres o hermanas de los vencidos, fueron encarceladas en la prisión construida a principios de siglo, que ya había sido abandonada por ser un centro con muchos problemas de salubridad y seguridad. Mientras, los hombres se hallaban en la cárcel nueva, construida cuatro años antes. Tras la contienda, sólo las viudas con hijos a su cargo redimían sus penas por el trabajo dentro de los muros de las prisiones; en cambio, los hombres, independientemente de su estado civil, sí podían conseguir dispensas en sus penas por trabajar.
El perfil de las mujeres represaliadas, dependiendo de la zona variaba, aunque la inmensa mayoría eran de clase trabajadora: campesinas y jornaleras en las zonas rurales;costureras, secretarias o maestras en el ámbito urbano. Hubo castigos específicos para las mujeres, tanto dentro, como fuera de las prisiones. Eran consideradas botín de guerra y por ello, fueron agredidas sexualmente, les rapaban el pelo con el único fin de humillarlas, les daban de beber aceite de ricino para que sufriesen diarreas, entre otros tipos de tortura, así nos lo explican en Historia Viva. Mujeres bajo el Franquismo, un programa de la 2 de TVE, presentado por la periodista Isabel Baeza del Centro de Medios Audiovisuales de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Por supuesto, la militancia femenina del POUM, del PCE, o, las más de 2.000 afiliadas a Mujeres Libres, de las que se puede conocer más a través del documental Indomables, una historia de de Mujeres Libres disponible en el canal de Youtube de la Biblioteca Terra Livre, también fueron castigadas no sólo por servir a la Revolución, sino por ser mujeres.
Y hablando de mujeres, es preciso recordar también a las religiosas. Ellas también sufrieron vejaciones, violaciones y fueron asesinadas por el hecho de no querer renunciar a su fe. Al menos, 283 monjas fueron asesinadas durante el conflicto, según un estudio del sacerdote y periodista Antonio Montero Moreno.
Según apunta el diario El País, Entre 1937 y 1977, tres millones de mujeres de entre 17 y 35 años hicieron el Servicio Social, una especie de mili femenina que surtía de mano de obra gratuita a hospitales y comedores. Allí, Pilar Primo de Rivera, una soltera sin hijos, se dedicaba a dar lecciones sobre cómo ser buena madre y buena esposa. Paradojas.