Reportajes

Inés, una pinteña independiente

En un Pinto donde el que dirán era el mayor obstáculo para las mujeres, cuando casi todo el mundo tenía su huerto y sus animales y salir a San Antón ya significaba ir provistos con el bocadillo, en una casa situada en un terreno de la Avenida de España,  vivía Inés Lozano Serrano. Esta es su historia y su opinión.

Inés, la excepción

“A mí nunca me pueden decir que no soy independiente, claro que soy una mujer liberada, liberada porque yo me he liberado”

Cuando Inés era joven, en el Franquismo, a los padres se les trataba de usted, aunque ella reconoce que en su caso siempre ha tuteado a sus progenitores, en su casa su padre no imponía nada y nunca le han puesto una mano encima. Además, nos cuenta como los terratenientes casaban a sus hijas sólo por los terrenos,“eran como animales que se vendían”, declara. Inés explica como el marido traía el dinero y eso era todo lo que hacía, siendo la mujer la que tradicionalmente ha llevado el control dentro de la casa. En algunos casos, si el jornal del marido no llegaba, o, si se lo jugaba a las cartas, cosa que sucedía en algunas familias, las mujeres tenían que salir a trabajar a las casas de los ricos y muchas veces, servían a cambio de comida. “Estaba mal visto que la mujer trabajara fuera de casa”, explica. Inés se incorpora al mercado laboral con 14 años; eran pocas las mujeres que trabajaban fuera de casa en aquella época. “Siempre me la ha traído al fresco lo que diga de mí la gente del pueblo o lo que hayan dicho, nunca me ha importado el que dirán”, esta es la posición de Inés, aunque no era para nada lo habitual en aquellos años y mucho menos en los pueblos.

Inés Lozano de joven

Cuando se casa, hace más de 45 años, sus padres le regalan un piso en la Avenida de España, en el mismo terreno donde estaba su antigua casa, tuvo un hijo a los 10 meses de su boda y otro 16 meses después. Inés abandona su empleo para cuidar de sus hijos y cuando estos cumplen 3 años vuelve a reincorporarse. Trabajaba algunas horas por la tarde, mientras su marido, que insiste en que no era machista, se quedaba con los niños. Ejercía de comercial y hacía limpiezas de cutis y otros tipos de tratamiento de belleza algunos días. También explica que ella se cogía el coche e iba donde quería, quedaba con sus amigas a tomar café, e incluso, se iba de viaje de negocios en una época donde no era normal salir sola con las amigas, lo habitual era salir siempre en compañía del esposo.

Cuando se divorcia, renuncia a todo tipo de vinculación, incluida la económica, con su exmarido, teniendo que mantener a sus hijos sola sin ningún tipo de ayuda hasta que estos contrajeron matrimonio. “Yo he sido una persona muy independiente y cuando he querido separarme de una persona no le he pedido ni que me pase la paga, no he querido nada de esa persona, entonces, esos problemas tampoco me los he creado”, insiste.

A sus 62 años, Inés continúa dentro del mercado laboral como comercial, campo en el que ha desarrollado una larga trayectoria de más de 25 años, una profesión que le permite trabajar un poco “a su aire”, sus campos de acción han sido la moda y la estética. También ha desarrollado otro tipo de oficios, por ejemplo, cocinera en un centro de mayores donde estuvo un mes y medio, con un jefe poco considerado con los empleados.

Inés, además de su historia, nos cuenta varias anécdotas de personas cercanas en las que el machismo ha hecho grandes estragos. Como el caso de una prima, que se quedó embarazada antes de casarse, algo muy prohibitivo en la época, y que estuvo a punto de morir porque su padre no le permitía visitar al ginecólogo ,o, el caso de dos adolescentes de menos de 14 años a los que casaron sus padres porque iban a tener un bebé. También recuerda a una amiga que tuvo que viajar en varias ocasiones a Londres para poder interrumpir voluntariamente su embarazo.

Inés nunca ha formado parte de ningún colectivo de mujeres, ni ha participado en manifestaciones. A pesar de ser de las pocas pinteñas de toda la vida, nunca ha sido muy participativa en el municipio, hasta que recientemente se afiliara al  partido Ciudadanos.
La mujer, desde el punto de vista de Inés

La primera pregunta que le formulo es clara: ¿Se considera feminista? Tras confesar que no define bien el término, responde: “No, no me considero feminista porque yo algunas veces defiendo también a los hombres”.

En el ámbito laboral, el mayor avance ha sido la incorporación de la mujer al mercado laboral porque antes apenas había mujeres trabajando. Inés reconoce que en los puestos de trabajo todavía existe discriminación. Apunta los casos de acoso por parte de los cargos superiores hacia sus empleadas y entre las mismas compañeras, en competencia por un mismo puesto.“Casi siempre la mujer cobra menos que el hombre, haciendo el mismo trabajo, por el mero hecho de ser mujer”, declara en referencia a la brecha salarial.

Inés Lozano hace unos años

En cuanto a la emancipación femenina, piensa que muchas mujeres no son independientes porque quieren seguir atadas a sus exmaridos para que las pasen una paga, o, no se divorcian porque no quieren trabajar y quieren vivir cómodamente. “La independencia de la mujer, ¿hasta dónde llega?”, se pregunta. Inés es muy crítica con este asunto:“La mujer quiere separarse, pero, quiere que le pasen la paga para ella, para los hijos, que en los hijos estoy muy de acuerdo, y a los hijos los manipula, para que ella tenga un dinero porque no quiere trabajar o porque le viene bien”. Desde su punto de vista, ahora las mujeres son las que dominan, a excepción de ciertos campos, como el laboral donde sigue habiendo discriminación. Inés opina que en la actualidad quién sigue dependiendo de otra persona es porque quiere y reconoce que antes las mujeres no tenían acceso a la educación, sobretodo en los pueblos, lo que dificultaba mucho su emancipación.

En lo referente a la violencia de género, Inés recuerda:“violencia de género ha habido toda la vida, lo que pasa que antes no se sabía porque si tu marido te pegaba te callabas y aguantabas el tirón”. Lo que pasaba en las casas estaba prohibido que saliese a la luz. Hace unas décadas, se criminalizaba a la mujer maltratada. En la actualidad, Inés aunque se declara en contra del maltrato hacia las mujeres, piensa que el maltrato existe en muchos casos porque la mujer abusa del hombre. “Es que, a veces, las mujeres somos muy malas y además sabemos por donde atacar, porque la mujer es más lista que el hombre”, apuntilla. Inés apunta a los medios de comunicación como los culpables, en parte, de los asesinatos por violencia de género. “Estamos tan informados de todo, que toda la gente puede hacer de todo”, opina. Para Inés el término “violencia intrafamiliar” es menos agresivo que “violencia de género” o “violencia machista”. Destaca que la educación en el ámbito familiar es una de las causas del machismo.

Respecto al aspecto reproductivo y sexual, para Inés el aborto es un derecho. Reconoce que el panorama español ha cambiado mucho en este sentido. Hace 40 años, no te recetaban la píldora si no estabas casada y no te la mandaban hasta que ya habías tenido un hijo o dos. Explica que algunas mujeres incluso morían, al tirar se de sillas para no parir o haciendo “burradas” para no tener a sus hijos, porque no había el control de natalidad, ni la información que hay ahora y si estaban solteras tenían miedo a los padres y sobretodo, al que dirán. Según la voz de este espacio, ahora si quieres tener a tu hijo lo tienes y sino abortas. A nuestra protagonista le cuesta entender cómo hoy en día sigue habiendo embarazos no deseados. Explica que antes si una mujer se quedaba embarazada se tenía que casar con el padre del niño y en cambio ahora, no. “Si tú quieres a tu hijo lo tienes tú, lo cuidas tú  y lo sacas adelante tú”, insiste.

Inés termina señalando el mayor problema que, según su punto de vista, tienen las mujeres:

“El problema que tenemos las mujeres es que no nos apoyamos entre nosotras”.

 

Desiree Panadero

Desiree Panadero

Periodista.

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