Cuidaos y mucho, porque nadie nos va a cuidar

Esta mañana, justo antes de entrar al Centro de Salud de Dolores Soria, he recibido la primera inocentada de esta celebración que consiste en ‘gastar bromas’ a las personas que tenemos a nuestro alrededor.

La inocentada, de gran nivel y de un auténtico mal gusto, estaba escrita en un folio pegado en un cristal y rezaba lo siguiente: ‘Debido al aumento de la incidencia por COVID, por orden de dirección, se atenderá exclusivamente solo urgencias vitales’ y finalizaba con la lapidaria frase ‘no se podrá ofrecer ninguna cita‘.

Mi cara de incredulidad al hecho de que en un Centro de Salud de la Comunidad de Madrid – capital de nuestra amada patria España, esa que tanto defendemos bandera a la espalda y a la muñeca- no se den citas con los médicos de cabecera ni con los enfermeros, ha provocado que la enfermera de la puerta me explicara que era cierto y que sentía que no fuera una inocentada. Solo me podían atender si iba de urgencias.

Por suerte, tenemos unos profesionales sanitarios que no nos merecemos y, al cabo de unos minutos, mi médico de cabecera ha podido atenderme- he de dejar claro que iba de urgencias. No sin antes reiniciar el ordenador varias veces para que mi nueva medicación estuviera disponible en la tarjeta sanitaria y para darme un justificante.

Acabada la consulta, he vuelto al mostrador para pedir cita dentro de 15 días y mi sorpresa ha sido mayúscula cuando me han informado de que el sistema lleva días caído y no permite dar citas. Ahora entiendo por qué llevo una semana llamando e intentando conseguir cita a través de la aplicación y me ha resultado imposible.

Este hecho me recuerda a que hace unos días la presidenta de la Comunidad de Madrid, la popular- y no solo por la denominación del partido al que pertenece- Isabel Díaz Ayuso apostaba por el autocuidado, una medida de corte liberal que ahonda en la senda de las políticas sanitarias de la región basada en los recortes y en el desprestigio de nuestros profesionales sanitarios. Por si no lo sabes, sugirió, incluso, que se trataba de una huelga encubierta.

Ante esto, me ha surgido la duda de si la referencia a una huelga encubierta es un plan orquestado para desprestigiar desde el propio Gobierno Regional la sanidad pública y por ende, fomentar la privada ante la desesperación ciudadana de no ser atendidos. Bajar los impuestos resulta muy popular en términos electorales, pero si el importe que me reducen tengo que destinarlo a pagarme una prueba de antígenos, una PCR o una consulta sanitaria privada ante la saturación y la falta de medios de la pública, ¿realmente salgo ganando? Yo tengo claro que no. Ni yo, ni ninguno de los habitantes de la Comunidad de Madrid.

Lo que ganamos es inseguridad y falta de prevención. Ganamos, por supuesto, en libertad para destinar nuestro dinero en la sanidad privada, el que lo tenga, claro. También ganamos libertad para quejarnos durante cuatro años, pero luego votamos masivamente un programa electoral en blanco por el simple hecho de que nos abran los bares mucho antes que las urgencias, ¿a quién no se le pasa un catarro con una cerveza?

Lejos queda la noticia publicada en este mismo medio acerca de la inauguración del nuevo peaje de acceso al vertedero de Pinto, que por supuesto, fue una inocentada. Una inocentada que no juega con la vida de nadie, no como la inocentada a la que día a día profesionales sanitarios y usuarios nos enfrentamos para poder tener una sanidad digna de un país desarrollado.

Por último, me gustaría ahondar en que la Sanidad no debería ser una bandera electoral para ninguna fuerza política, pero lamentablemente es así. Por más que nos quejemos a través de hojas de reclamaciones y de manifestaciones siento que, con los gobernantes que tenemos actualmente, solo podemos revertir la situación en las urnas que se volverán a poner a nuestra disposición en 2023.

Acabo pidiéndoos que os cuidéis, porque estoy tristemente convencido de que nadie nos va a cuidar. No por ganas y esfuerzo de nuestros profesionales sanitarios a los que estoy eternamente agradecido por trabajar sin descanso sin apenas medios, sino por aquellos políticos que no los defienden.