El resurgimiento de las Casas Regionales

Durante el siglo XX Madrid se convirtió en foco de atracción para la población rural que emigraba en la búsqueda de mejorar sus condiciones de vida. Durante la segunda mitad de siglo, la capital española dio la bienvenida a más de un millón y medio de españoles provenientes de diferentes puntos del país, en su mayoría andaluces y extremeños.
Como consecuencia de este fenómeno migratorio surgió un movimiento de asociacionismo que dio lugar a lo que conocemos como casa regionales. Estos espacios permitieron a la población migrante una mayor inclusión en la población de la capital y municipios colindantes y dar también a conocer a los madrileños su cultura y costumbres.
Madrid siempre ha sido un lugar de acogida donde estas personas se han sentido madrileños, porque como decía el cuplé: “Yo no digo que el ser de Madrid, sea un privilegio de Dios; pero todo el que llega de fuera y bebe a pitorro a los dos meses, vive mejor que si hubiera nacido en Cascorro.”

Actualmente, y desde hace algunas décadas, presenciamos otro fenómeno migratorio en el que países con un nivel de desarrollo mayor acogen a inmigrantes provenientes de diversos países buscando una mejor vida.
Pinto no queda exento de estos fenómenos migratorios. En la segunda década del siglo XXI, nuestro municipio contaba con más de un 12% de población migrante de 94 nacionalidades diferentes. Estos nuevos movimientos migratorios llevan consigo un resurgimiento de las casas regionales, promovidas ahora por inmigrantes venidos de todo el mundo, donde estas personas pueden tener un espacio en el que sentirse acogidos y donde pueden recibir la ayuda y el asesoramiento en cuanto a normas, derechos y procedimientos del país y municipio que les acoge, siendo sus interlocutores (necesarios de )otros que, como ellos, han vivido su misma situación, rompiendo además las barreras idiomáticas y culturales a las que se enfrentan en su devenir diario con el país acogedor.
Nos parece por tanto necesario promover el asociacionismo entre este grupo de población, de tal modo que ellos mismos se conviertan en agentes de integración y preservación cultural.